En este espacio se busca hablar de un tema que aunque está inundado de información, es evidente que las campañas del uso del preservativo no están logrando la meta deseada y que aún no logra crear conciencia en la autoprotección para la prevención de el VIH/sida y demás infecciones de transmisión sexual.
Entonces es necesaria la autorreflexión sobre las prácticas sexuales desprotegidas entre personas heterosexuales, homosexuales y bisexuales; se hace esta aclaración porque no es sensato seguir atribuyendo la infección por VIH/Sida al público gay, estigmatizándolos de comportamientos indecorosos.
Se observa una realidad más cruenta donde la infección no discrimina entre orientación sexual, o género (masculino o femenino) y que está ganando espacio gracias a prácticas sexuales de riesgo como practicar sexo sin preservativo, inicio precoz de las relaciones sexuales sin uso del preservativo; prácticas que a la fecha ya no son por falta de información, sino que se atribuyen a la falta de conciencia, pues son prácticas adoptadas por muchos jóvenes y no tan jóvenes que simplemente no toman en cuenta el riesgo de adquirir el VIH.
También se observa que sumado a esto, muchas personas aún se muestran renuentes al tamizaje gratuito del VIH aludiendo que “no son hombres que se acuesten con hombres” o que son “mujeres que solo se acuestan con su esposo”, cuando la realidad nos ha enseñado que si bien es cierto hay grupos que presentan más riesgos a la infección, todos podríamos ser víctimas de la misma.
Importante es destacar que estudios científicos demuestran que la infección por VIH/Sida es detectada entre los 16 y 24 años. Bien sabido es que desde el momento de la infección hasta la aparición de la sintomatología, pueden transcurrir entre 5 y 10 años, si tomamos en cuenta que la persona mientras no muestra sintomatología no se somete al tamizaje de VIH; entonces para cuando es diagnosticada nos damos con la cruel realidad que la persona fue infectada entre los 13 y 15 años, mejor dicho, en la adolescencia, donde la mayoría ni siquiera toma en cuenta que puede ser blanco de la infección.
La historia de "Diana"
Conocí a "Carlos" a los 14 años, y para entonces él tenía 16; fuimos compañeros de aula en el colegio secundario.
Dos años después, salí embarazada, Carlos dejó el colegio y, como es costumbre, me fui a vivir con él. Día a día me demostraba que si bien los dos éramos muy jóvenes, él me amaba y se preocupaba porque yo estuviera bien. No teníamos mucho pero con lo poco fuimos saliendo adelante.
Transcurrió el tiempo y noté que Carlos empezó a enfermar; cada vez era más seguido su malestar. Para ese entonces él ya tenía 20 años y yo estaba con tres meses de embarazo de mi segundo hijo.
Todos me decían que no me preocupara porque eso afectaría a mi bebé.
Alguien me aconsejó que debía llevar a Carlos a la posta médica, que ahí había una pruebita gratis que le hacían a la gente que presentara los síntomas que Carlos tenía, y de paso me hiciera chequear lo de mi embarazo.
Mi suegro me dijo que no era necesario, pues esa prueba “era para hombres que se acostaban con prostitutas o con otros hombres”, y como yo no era ni lo uno ni lo otro debía estar tranquila.
En su lugar le dieron cuanta pastilla y hierbita había, pero con todo y eso Carlos no se recuperaba.
Un día Carlos ya no pudo levantarse; me armé de valor y fui a la posta médica. Ahí me diagnosticaron VIH y me dijeron que era necesario que Carlos se hiciera la prueba también.
Un día antes que Carlos muriera, entre lágrimas me pidió perdón, me dijo que jamás me engañó y que fui el amor de su vida, pero que las vacaciones anteriores al año en que nos conocimos, fue a Chiclayo, donde la tía ‘Aydee’, pues era costumbre el viaje en esas épocas del año.
‘Paco’ y ‘Juan’, hijos de la tía Aydeé frecuentaban a ‘Rosa’, una chica coquetona, a la cual debía conocer para hacerse hombre.
Entre lágrimas me dijo que si pudiera retroceder el tiempo nunca me habría condenado al castigo de su inmadurez. También llorando le contesté que ambos fuimos víctimas y no había qué perdonar.
Hoy estoy recibiendo retrovirales y a la espera de mi parto. Ruego a Dios mi bebé no nazca infectado, pues mi primer hijo no tuvo suerte.
¿Qué es el VIH/Sida?
El VIH (virus de inmunodeficiencia humana) es un virus que ataca a las células encargadas de la defensa del cuerpo llamadas Linfocitos Cooperadores CD4. Conforme avanza la infección y los recuentos de Linfocitos CD4 decaen dejando al cuerpo con menos capacidad de defensa, las personas infectadas con el virus comienzan a contraer infecciones graves que normalmente no se contagiarían, volviéndose inmunodeficientes. A este proceso avanzado donde ya hay afección de otras enfermedades oportunistas se le llama SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Muchas veces la persona es diagnosticada con VIH aun cuando esta no presenta síntomas
Cuando la persona es infectada, el virus progresa paulatinamente y la persona es asintomática o mejor dicho, no presenta síntomas que hagan sospechar la infección. Este proceso puede durar hasta diez años o más, periodo en que la persona puede trasmitir el virus a otras personas.
De no ser diagnosticada y por ende no recibir tratamiento la persona desarrollará Sida; Las personas que desarrollan Sida tienen su sistema inmunológico tan dañado que fácilmente contraen otras enfermedades oportunistas, causándoles la muerte.
¿Cómo se transmite?
El VIH puede ser encontrado en líquidos y secreciones corporales como sangre, semen, líquido preseminal, secreción vaginal y leche materna. Cualquier práctica que implique el contacto de esos líquidos y secreciones corporales con las mucosas y el torrente sanguíneo de otra persona puede causar infección por VIH; las mujeres embarazadas con VIH se lo pueden transmitir al hijo durante el embarazo, en el momento del parto o durante la lactancia.
¿Quiénes tienen mayor riesgo de contraer el VIH?
Cualquier persona que comparta agujas para inyectarse.
Bebés nacidos de madres con VIH que no recibieron tratamiento contra el virus durante el embarazo.
Personas que tienen relaciones sexuales sin protección (preservativo) y más aún si tienen parejas que tienen comportamientos de alto riesgo (promiscuos), que sean VIH positivos o tengan Sida.
Personas que recibieron transfusiones de sangre o hemoderivados que no hayan cumplido con los rigurosos estándares de detección del virus.
¿Cuáles son los síntomas?
Cuando la infección es aguda muy a menudo son similares a la gripe: diarrea, dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular, diversas erupciones cutáneas, úlceras bucales, sudores fríos, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados.
A tener en cuenta
Hoy en día la ciencia avanza, y gracias a ello tenemos retrovirales que ayudan a que la infección no avance, y por ende gozar de buena vida. No obstante no se debe olvidar que si bien es cierto la infección puede tratarse, y sobrellevar como un mal crónico, aun no existe cura y no se debe bajar la guardia.
Además se debe tomar conciencia que una vez iniciado el tratamiento, este deberá continuarse, de lo contrario el paciente solo se expondrá a crear resistencia al fármaco y mientras más resistencia menos efectividad; ésto se traduce a menos posibilidad de vida.
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